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El diapiro de Santander, responsable de una de las bahías más bellas del mundo

Soningeo estudia el subsuelo del Sector 4 en Peñacastillo, Santander en distintas parcelas. En concreto, en lo que va de año, se han definido las propiedades resistentes para calcular y optimizar la cimentación de dos edificios de viviendas, mediante distintos sondeos con extracción de testigo continuo y pruebas penetrométricas.

Son ya al menos seis las parcelas estudiadas en el sector 4, lo que está arrojando información acerca de la variabilidad del subsuelo que conforma el denominado Diapiro de Santander, responsable de que la capital cántabra esté emplazada en una de las bahías más bellas del mundo, según el Club de las Bahías más bonitas del mundo.

Conformada por la ría más grande del norte de España con una extensión de 22,42 kilómetros cuadrados, una longitud de 9 kilómetros y una anchura de 5 kilómetros, es una de las imágenes más retratadas por propios y visitantes.

La costa de Santander (especialmente la norte y noreste) se caracteriza por bordes acantilados, fuertemente controlados por la geología, que en zonas protegidas dan lugar a playas bajas donde se produce la acumulación de arenas y gravas retrabajadas. En la zona sur-suroeste se desarrollan playas y marismas debido a la combinación de la desembocadura de la ría de Raos y a fenómenos tectónicos. La bahía de Santander se forma aprovechando la zona de debilidad del Diapiro de Santander, ocupado por arcillas y sales del Keuper fácilmente erosionables, lo que fue aprovechado por el mar para invadir la zona.

Desde el punto de vista tectónico, el área está causada por la orogénesis Alpina que se desarrolla durante el Terciario. Destacan por su importancia en la configuración del relieve y geología de Santander dos grandes estructuras: Diapiro de la Bahía de Santander y Sinclinal de Santillana-San Román.

  • Diapiro de la Bahía de Santander

Esta compuesto por materiales en facies Keuper de edad Triásico (210-220 millones de años), están formados por arcillas plásticas y sales (yesos principalmente, así como sal común) que sometidos al peso del resto de rocas se plantifican ascendiendo hacia la superficie de forma brusca, de forma similar a como lo haría una burbuja de aceite en agua. Este ascenso aprovecha antiguas fallas o zonas fracturadas y conlleva una fuerte fracturación adicional y arrastre de fragmentos rocosos (de gran tamaño, llegando incluso a superar los 200 m) de los niveles superiores, normalmente calizas del Jurásico que conforman las denominadas carniolas, así como cuerpos ofiticos. En los bordes del diapiro se generan materiales miloniticos compuesto por grava caliza muy angulosa.

En las zonas de diapiros se genera una zona de debilidad lo que unido a la facilidad de degradación de las arcillas del Keuper trae como consecuencia una mayor erosión en este sector que en los macizos areniscosos y calcáreos colindantes. Este hecho propició la invasión marina conformando la bahía de Santander.

Durante el emplazamiento del diapiro y en fases posteriores se producen numerosas fracturas destacando las fallas de dirección Norte-Sur que son aprovechadas por los cursos fluviales posteriormente generando valles suaves con la misma dirección.

En Santander aflora en el borde de la antigua marisma de la ría de Raos, en Las Presas, Barrio Primero de Mayo (Peñacastillo) y Nueva Montaña. También queda al descubierto en los fondos del canal general de navegación y en las dársenas de Raos. Como sustrato profundo aparece bajo los rellenos y depósitos de marisma del arco suroeste de la Bahía.

Las rías de Solía, Boo y San Salvador han sido talladas también sobre diapiros del Keuper.

Sobre dichos materiales se observan depósitos de marisma y rellenos antrópicos efectuados por el hombre para hacer uso de dichos terrenos.

Autor: Óscar Gil Gibaja, responsable del Dpto de Geotecnia de Soningeo.